viernes, 1 de julio de 2011

Un cráneo y caracol de estilo Mixteca-Puebla, patrimonio recuperado.

Un cráneo y caracol de estilo Mixteca-Puebla, patrimonio recuperado.

Pedro Francisco Sánchez Nava, Ángel Iván Rivera Guzmán y María Teresa Castillo Mangas (coordinadores). 2011, INAH, serie Logos.

Las dos piezas, motivo de esta obra, fueron repatriadas a México en el año de 2001, tras un largo proceso jurídico, en tanto se encontraban en poder de un coleccionista de Seattle Washington, EUA, y cuando estaban a punto de ser vendidas en el llamado “mercado negro” de bienes culturales, junto con una amplia colección, conformada por piezas arqueológicas saqueadas de sus contextos originales en distintos países de América Latina y obtenidas a través de operaciones clandestinas de compra-venta.
El cráneo muestra en el hueso varias figuras grabadas que se asemejan a aquellas que aparecen en códices y otras manifestaciones gráficas prehispánicas de la región Mixteca de Oaxaca. Por otro lado, el caracol también presenta elementos gráficos que lo acercan a la estética y la iconografía precolonial de la región de Oaxaca.
Para el estudio de estos bienes, y una vez en territorio nacional, se conformó un grupo de especialistas entre los que podemos contar arqueólogos, iconografistas, antropólogos físicos, biólogos, químicos, físicos y neurocirujanos. Con el concurso de estos profesionales y en un esfuerzo colectivo, se pudo determinar que ambas piezas pertenecen al periodo Posclásico, y muestran una semejanza estilística con el llamado estilo Mixteca-Puebla, que se desarrolló en Mesoamérica entre los años 950 a 1521 después de Cristo.
A través de los diversos estudios practicados a las dos piezas, fue posible establecer el origen geográfico de las mismas, su filiación cultural, su temporalidad, sus características formales y, en algunos casos, su función. En el caso del caracol grabado, se pudo determinar su especie, el área geográfica de colecta, las herramientas con las que fueron grabadas las escenas que obran en su superficie, amén de realizarse el estudio iconográfico correspondiente. Por lo que concierne al cráneo humano, fue posible determinar el sexo del individuo, su edad aproximada, algunas características morfológicas y anatómicas, varias de las cuales pudieran considerarse patológicas. A través de la mirada de los especialistas se logró saber la forma en la que fue “preparada” la pieza para poder grabar, en toda su superficie, diversas y emblemáticas escenas, identificar huellas de desollamiento, así como las herramientas prehispánicas utilizadas en dicha tarea y en el propio grabado y, al igual que en el caso del caracol, abundar en el análisis iconográfico para, finalmente, plantear una interpretación del discurso simbólico que se plasmó en ambos elementos, así como de su significación cultural.
Hoy esta forma de patrimonio regresa a la región en que se originaron los bienes y éstos estarán a la vista de la sociedad y de otros especialistas que podrán abundar en torno a estos bellos e interesantes objetos.
La obra es producto del esfuerzo colectivo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Dirección de Salvamento Arqueológico, Dirección de Registro Arqueológico, Museo del Templo Mayor, Dirección de Antropología Física), de la Universidad Nacional Autónoma de México (Instituto de Física), la Universidad de Brandeis (Estados Unidos) y la Universidad de Leiden (Países Bajos).

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